En tiempos de COVID-19, los problemas educativos a los que se enfrentan las escuelas públicas y privadas hacen que se vuelva difícil mantenerse competitivas y seguras financieramente.

Si anteriormente los centros educativos tenían ya retos que asumir en relación con el alumnado y las familias, ahora las complicaciones son mayores en un escenario donde muchas personas quedaron desempleadas, en medio de una situación económica difícil y con hijos en riesgo de deserción escolar.

 

Así, es importante que usted planteé estrategias que prevengan un futuro incierto para su empresa educativa. Primero, hay que conocer los problemas educativos a los que habrá de enfrentarse como institución y con base en ello tomar las mejores decisiones que saquen a flote la empresa aunque el panorama se vea complicado.

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Le presentamos los 5 problemas educativos a los que se están enfrentando las escuelas en tiempos de COVID-19.

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1. Economía familiar tambaleante

No es nada nuevo la vieja disputa entre las familias y las escuelas respecto a los costos de la colegiatura, los materiales educativos que van a necesitar los hijos y los uniformes.

Considerando la situación económica actual por la que atraviesan muchas madres y padres, se vuelve difícil que asuman todos los gastos que conlleva el inicio de un nuevo ciclo escolar, lo que genera que se vean incapaces de solventar los costos de una escuela particular e incluso una pública. Estas circunstancias pueden agravarse todavía más si las familias tienen más de un hijo en edad escolar.

Las escuelas necesitan —debido a que las circunstancias apremian— volverse flexibles y creativas en el ahorro de costos y así asegurar un buen número de matrícula para evitar que una reducción impacte en los bolsillos de la empresa.

 

2. Migrar hacia modelos educativos 100% online o híbridos

Las escuelas en México no tendrán clases presenciales hasta que el semáforo de riesgo epidemiológico esté en verde, mientras tanto las escuelas públicas y privadas ya están trabajando con su personal docente y administrativo las estrategias que habrán de emplear para continuar con la educación de su alumnado.

Algunas escuelas van a optar por modelos educativos totalmente en línea y otras podrían decidirse por un modelo híbrido, entre clases presenciales (y escalonadas) y sesiones virtuales. Sin embargo, esta última opción queda a consideración de que las autoridades de salud y educación lo permitan por el riesgo de contagio.

 

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Para el caso de algunas escuelas públicas y que, además, se encuentran al interior de los estados de México estas alternativas son difíciles y limitadas de elegir, pues muchas familias no tienen acceso a internet o no cuentan con el equipo de computación adecuado para llevar a cabo una educación a distancia por medio de plataformas digitales.

Las escuelas, sean públicas o privadas, tienen que tomar en cuenta el caso de cada estudiante y decidir qué estrategias pueden ayudar a que la formación de su estudiantado no se vea interrumpida.

3. Deserción escolar

Se espera que tanto en escuelas privadas como públicas haya una reducción de la matrícula de estudiantes, debido a que jóvenes y adolescentes de preparatoria y secundaria están abandonando la educación para poder trabajar y solventar gastos en su casa a raíz de la pandemia.

Otras familias no ven con buenos ojos la oferta online de las escuelas de sus hijos y se les hace innecesario asumir esos gastos al no considerarlo igual de eficiente que las clases presenciales, por lo que prefieren no inscribir a sus hijos nuevamente hasta que las clases se normalicen.

En el caso de la educación superior el escenario es parecido, muchos estudiantes que están saliendo del bachillerato decidieron aplazar sus planes de iniciar la licenciatura, porque no tienen claro el proceder de las universidades dentro de un modelo de educación virtual y esta decisión va acompañada del apoyo de sus padres.

Las escuelas y las universidades necesitan evaluar las alternativas para reducir la deserción escolar y de esta manera ver menos impactada posible su economía.

Hay opciones como la oferta de becas para estudiantes que emiten el gobierno y otros particulares, como ONGs o fundaciones educativas; la reducción de gastos de luz y otros insumos dentro de los costos de colegiatura; u ofrecer clases vespertinas o los fines de semana para quienes empezaron a trabajar medio tiempo y no quieren abandonar los estudios.

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4. Falta de comunicación con las familias

Las escuelas públicas y privadas tienen que visualizar a las madres, padres o tutores como parte integral de la comunidad educativa. La distancia física no debería confundirse con la falta de comunicación.

En la crisis actual por la que pasa el sector empresarial y en el caso de la educación privada, las compañías educativas deben tomar como prioridad a sus clientes, en este caso las familias.

Indistintamente todos los centros educativos deben mantener al tanto a las familias sobre las indicaciones y recomendaciones de la Secretaría de Educación y la Secretaría de Salud; las decisiones académicas tomadas por el colegiado de profesores, así como las administrativas tomadas por parte de la dirección y administración escolar, pues con una incertidumbre tan vigente es vital que las madres y padres sepan cuál es la postura y la forma de trabajar de la escuela de sus hijos en un escenario muy cambiante.

5. Reducción de productividad del personal

Hasta hace poco el trabajo remoto no estaba dentro del vocabulario habitual de las empresas en México, había ciertas reservas hacia el home office al considerar que el rendimiento y la productividad de los empleados no sería igual que de manera presencial. Ahora con la pandemia, varias empresas no tuvieron opción y se fueron a trabajar a distancia.

Lo mismo pasó con las escuelas, se vieron forzadas a cerrar sus puertas y mandar a todo su personal a trabajar desde sus casas.

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En los tiempos de COVID-19, la forma de trabajo más próxima para el siguiente ciclo escolar seguirá siendo a distancia. Por lo que en el caso de las escuelas privadas es básico que el equipo docente y administrativo mantenga la misma productividad como si estuvieran laborando en un edificio escolar.

Los centros educativos deben establecer criterios para medir la productividad de sus docentes y administrativos de manera diaria y semanal; ser cercanos a la situación de cada estudiante para saber con quienes está trabajando el profesorado y mantenerse flexibles en caso de que sea requerido; así como dar y recibir retroalimentación sobre los niveles de exigencia y productividad a distancia.

Si una empresa pretende salir a flote en tiempos de COVID-19, deberá conocer cuál es su situación en la actual pandemia que vino a poner en jaque a cada sector de la sociedad, para así evitar pérdidas financieras y asegurar un mejor porvenir empresarial.

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Gestión escolar School Manager

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