Tipos de fracaso escolar y cómo evitarlos
Si en los próximos meses queremos evitar que los estudiantes deserten de nuestras escuelas y universidades, debemos comprender cómo el fracaso escolar se origina desde sus raíces, así como entender mejor las circunstancias de cada clase de abandono que pudiera darse durante esta pandemia que, sin duda, será muy larga.
Afirmar que el coronavirus (COVID-19) acentuó problemas educativos de larga data en México ya no es nada nuevo.
Si antes eran los estudiantes (mayormente de bachillerato y universidad) quienes decidían dejar las aulas a falta de autoconfianza en sus habilidades sociales y motivación académica, ahora se espera que debido al aumento del desempleo en el país sean las familias las que les pidan que se integren como fuerza laboral y apoyen con el ingreso mensual de la casa.
Así, como líderes de centros de estudios es importante prepararnos para un escenario cambiante y complicado donde habrá jóvenes que no regresarán para el nuevo curso escolar 2020-2021 o que tal vez irán abandonando los estudios ante circunstancias cada vez más difíciles dentro de sus hogares.
Mientras que otros, en el mejor de los casos, tal vez se volverán trabajadores de medio tiempo y estudiaran en universidades abiertas y a distancia o en instituciones con planes de estudio flexibles, que ya contemplan una matrícula que labora por las tardes o fines de semana.
Factores del fracaso escolar
No cabe duda que el fracaso escolar es de naturaleza compleja y la manera de atenderla dependerá de los factores socioeconómicos, factores académicos y factores individuales implicados en cada caso.
A continuación, le mencionamos cuáles son algunos de los factores que le ayudarán a conocer mejor el perfil del estudiante en riesgo de deserción escolar:
- Factores socioeconómicos:
- Situación laboral
- Ingreso mensual
- Gastos de mantenimiento de familia y casa
- Personas a cargo de manutención
- Nivel educativo de familiares
- Factores académicos:
- Enfoque pedagógico
- Nivel de aprovechamiento
- Calidad de programa
- Carga académica
- Relación con el profesorado
- Relación entre pares (compañeros de clases)
- Técnicas y habilidades de estudio
- Factores individuales:
- Estado civil
- Situación laboral
- Orientación sexual
- Edad
- Género
- Lenguas habla
- Estado de salud física y mental
Conoce nuestro plan contra el fracaso escolar
Cada factor es importante, pues funciona como un indicador de una situación particular respecto a otros estudiantes y permite ir delimitando cada caso dentro de nuestra escuela.
Por ejemplo, a falta de nivel de estudios de una mayoría de los familiares dentro de una casa, tal vez el estudiante en cuestión podría sentirse menos alentado a continuar sus estudios en ausencia de ejemplos cercanos que lo motiven.
Si bien existen ciertos patrones de conducta en los alumnos desertores, así como dificultades que pudieran repetirse en algunas familias, no es aconsejable generalizar el fracaso escolar.
Por eso estos factores deben tratarse en el marco de cada comunidad y cultura en la que nuestro centro escolar se encuentre.
Así, cada caso de abandono presenta sus propias características y de ellas dependerá el origen y el desarrollo que siga.
Tratando de simplificar este fenómeno multicausal en la educación podemos clasificarlo de acuerdo al tiempo y espacio en que ocurre.
En relación a la educación superior el estudio “Deserción estudiantil universitaria: una aplicación de modelos de duración” (2004), de la Universidad de Antioquia, presenta la siguiente tipología de tiempo y espacio:
Tiempo en que sucede el fracaso escolar
- Deserción precoz: son estudiantes que son aceptados por la universidad, sin embargo, no llegan a inscribirse al programa de estudios.
- Deserción temprana: cuando el alumno deja la carrera durante los primeros años universitarios.
- Deserción tardía: se refiere al abandono de la licenciatura aun cuando se están cursando los últimos semestres del programa de estudios y se tiene una trayectoria avanzada.
Espacio en el que sucede el fracaso escolar
- Deserción interna o del programa académico: cuando el cambio ocurre de un programa de estudios a otro, pero el estudiante permanece en la misma universidad.
- Deserción institucional: es el cambio de universidad.
- Deserción del sistema educativo: se trata de los estudiantes que abandonan el estudio de cualquier carrera profesional y no egresan del nivel superior.
Conocer los matices del fracaso escolar permite, además de no caer en generalizaciones, tomar decisiones más estratégicas que ayuden a los alumnos.
Por ejemplo, en México las preparatorias que están incorporadas dentro del Sistema Nacional de Bachillerato (SNB) podrían facilitar el cambio de un alumno de un subsistema a otro, como de CONALEP a COBACH, en caso de requerirlo porque le interesa alguna carrera técnica que se imparte en un plantel determinado o por razones de migración a otro estado del país.
Del mismo modo, el coordinador de una licenciatura podría notar que algunos alumnos desertan en ciertos semestres porque la carga de asignaturas coincide con el inicio del servicio social y los seminarios de titulación.
Diferenciar las deserciones escolares es un buen principio para hacer cambios dentro de la comunidad educativa.
Datos fríos sobre el fracaso escolar
Siguiendo el informe La educación obligatoria en México (2019), emitido por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), podemos constatar los esfuerzos que se hacen para exhortar la educación obligatoria principalmente en primaria y secundaria:
[…] ocurre en educación primaria, en menor medida en educación secundaria y aún menos en EMS, nivel donde el abandono escolar limita de forma importante la conclusión de la educación obligatoria para todos.
A esto habría que agregar que solo algunos estudiantes logran el nivel educativo en la edad esperada, lo cual nos indica un rezago también:
Idealmente, a los 15 años se debería haber concluido la educación básica; sin embargo, no siempre ocurre así, y aunque es posible que haya un desfase de uno y hasta dos años, se esperaría que a la edad de 17 años todos los jóvenes hubieran concluido este tipo educativo.
En 2016 sólo 87.5% de la población de 17 a 21 años había concluido la educación básica. Al igual que en resultados previos, algunas subpoblaciones se encuentran en mayor ventaja que otras para concluir este nivel educativo.
A medida que los estudiantes crecen, sus posibilidades y los esfuerzos para que logren un máximo nivel de estudios parecieran ir disminuyendo.
Ahora con el confinamiento y la educación a distancia, las medidas anteriormente tomadas para disminuir la deserción escolar, tendrán que ajustarse o abordarse desde ángulos distintos, que puedan particularizar lo que sucede en cada comunidad educativa, como pasa con los estudiantes que no cuentan con equipo de computación y servicios de internet.
Para empezar se podría comenzar por tener un genuino interés hacía la situación de cada estudiante, pues hay alumnos de los que su universidad o docentes no tuvieron noticias desde el mes de marzo en que todos se fueron a clases a distancia.
Acérquese a su comunidad educativa, observe y pregunte cómo están pasando esta pandemia. Es básico que conozca las principales preocupaciones relacionadas a la continuación de los estudios de sus alumnos.
Juntos podrán pensar en becas de estudio, apoyos económicos para madres trabajadoras o de insumos, préstamo de libros y tutorías para la ayuda extraescolar.
Conozca nuestro plan contra la deserción escolar